Mujer, tú te vendes debajo de ese farol amarillento. Para ti, la palabra ‘comercio’ se resume en ‘cuerpo’.
Tu oficina ubicada a corta distancia de un hotel para no cansarte en demasía con tus tacones de grandes dimensiones.
Ropa amoldada a tus formas. Olor a perfume barato y labial rancio. Pezones oscurecidos de feroces mordidas.
Abres las piernas al percibir la moneda en tu mano. Mantienes firme la búsqueda de tu príncipe azul.
Consumas fantasías cual hada madrina y engendras envidia entre las apáticas anorgásmicas.
Fémina de existencia ancestral y así el repudio de la sociedad. Causante de pluri-apelativos.
Mezcla de repugnancia y deleite corporal.
(In)Necesaria.
'El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.'