jueves, 19 de diciembre de 2013

La fragancia de hoy y de ayer.

Últimamente huele a encerrado, evitando asfixiarse por un resquicio de la ventana rota. La humanidad espera afuera, los autos que aceleran y los transeúntes que se atropellan.

Últimamente huele a encerrado pues la medida del tiempo ha dejado de ser el sol y la luna, ha dejado de ser las horas y los minutos. Aquí, desde este rincón, hemos reinventado el tiempo.

Últimamente huele a encerrado y cuestiono mi ceguera, pues en un principio no me di cuenta. Te tuve y te olvidé. Ahora te encuentro mediante una carta del pasado que se ha tornado amarillenta. Ahora te encuentro tan cercano. Ahora te encuentro. Cuestiono mi ceguera porque ignoró las señales de la intuición.

Últimamente huele a encerrado y a la espera que se mantiene entre la luz tenue de una vela que se consume, sin embargo, no se agota. La espera que observa distante el equilibrio de la balanza, unas veces inclinada hacia la serenidad, otras tantas hacia la impaciencia. En medio, la certidumbre, siempre intacta.

Últimamente huele a encerrado, pues en realidad todo se reduce a lo que mis ojos no pueden ver ni mis manos sentir, todo se reduce a ese instante determinado. Todo se reduce a la añoranza de un momento que, inevitablemente, llegará. El minuto necesario en donde se resuelve la vida, llena de júbilo y triunfo.

Últimamente huele a encerrado, ya que permanecemos aferrados al destino y a la eternidad; al amor  y la terquedad. La resistencia. Sí, a veces, existe la perfección.


Lo más probable es que nosotros estemos vivos y todos los demás muertos.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

IP

El dice su nombre 3 veces, en cada una está más convencido que ella aparecerá. El tiempo de espera que casi lo asfixia, el tictac del reloj que incrementa los nervios y comienza a surgirla duda...Pero no, de pronto, el tiempo se detiene y ella surge de la neblina, con unos ojos ávidos de mirarlo y llenos de amor.

Ahí están los dos mirándose fijamente , un fulgor poco común se refleja en sus ojos, la cosas bellas de la vida asomándose, el fulgor que evidencia sus más profundos sentimientos, aquellos impronunciables, aquellos para que el lenguaje no alcanza a expresar, el fulgor que confirma que son amantes. Logran disipar todas las dudas, ellos se aferran su sueño. Ellos se aferran a algo que otros llamarían imposible pero es que el mundo que intentan representar tiene una escala mayor, este mundo tiene límites y ellos no quieren límites, todo el universo no bastaba para amarse.

Un cúmulo de horas del día invertidas en mirarse, dedicadas al otro en donde no existe nadie más ni nada más que hacer excepto compartir, acrecentando su cariño a niveles estratosféricos que ni uno ni otro pueden imaginarse, Qué regocijo! Comienza a ensancharse ese vínculo de complicidad.

Ríen de vanalidades, ríen del día a día, ríen porque se saben los mejores amantes.
El amor, siempre el amor, ellos creen que aunque haya tierra firme que los separe, al verse ellos se trasladan a su mundo, entre las nubes. Cada gesto lleno de tanto cariño! Asemejan el sol y la luna, los astros rebosantes de alegría al encontrarse. Se eclipsan en las alturas.

Una montaña de tinta y papel dedicados al otro, una montaña de almacenamiento virtual entre palabras, conversaciones e imágenes. Un mundo que han creado mientras llega el día anhelado, aquel en el que ya no se separen.

Y después de todo esto, me preguntas si te quiero conmigo toda la vida?


Ya te tengo y así nos quedaremos viviendo la hermosa vida.

sábado, 21 de septiembre de 2013

El tiempo que condena.

El reloj permanece ahí marcando la hora que no es la hora. Lo han arrinconado y dejado en el olvido. Cubierto de sombra, polvo y óxido. Adquiriendo de la humedad naciente detrás. Deteriorándose de manera irreversible. El recubrimiento fatal.

Ya nadie recuerda. Los sacrificios que exigió el adquirirlo, la anhelación pura que venía desde el alma, la emoción de tenerlo entre sus manos, la indecisión para elegir el lugar en dónde ponerlo para que luciera más, los suspiros arrancados,  el símbolo de esfuerzo, la felicidad que brindó. Todo eso ya nadie lo recuerda.

Ahora para algunos es chatarra y para otros es una reliquia. Dos enfoques que conviven en el espacio. Yo me quedo con el segundo.

Su danzón preferido. El té de flores de jazmín. Su vestido floreado cubriendo sus senos algo caídos. Sus manos callosas por el trabajo duro. Sus ojos bordeados de arrugas cuando reía. Su larga y canosa cabellera. Mis manos entretejiendo una gruesa trensa. Así era. O al menos así la recuerdo yo.

La fotografía tan escasa y costosa en aquellos tiempos obligaban a la memoria a almacenar todas los colores, los olores, las texturas, los ambientes. No había otra manera. Evocaciones desde el rincón.

El único vestigio macizo que queda de esa persona es ese viejo reloj. Una vida apresada en unas manecillas rotas, en un péndulo estático, en un segundero suelto, su funcionamiento pasmado. Una vida apresada un reloj inservible.

Son las 4:44 a.m. El frío ya cala la planta de los pies y el insomnio desaparece. Me voy  a la cama con esta idea: “Mañana le daré cuerda sino lo llevo a arreglar.”


(Pensamiento que probablemente desaparezca al despertar.)

jueves, 18 de julio de 2013

Estado de ánimo.

Una ráfaga de luces,
un cabello despeinado,
una voz tarareando,
unos ojos ojerosos,
una madrugada,
una carta amarillenta,
un encuentro tan esperado,
un abrazo que te quita el aire,
unas carcajadas estridentes,
una noticia tan esperada,
una vivencia insólita,
una conjunción de circunstancias,
una casualidad,
los momentos, los recuerdos,
los nervios en el estómago,
el deseo cumplido,
el cruce de lazos,
la germinación,
lo volátil que se prende al cuello,

lo fugaz que se resguarda en lo permanente.

martes, 26 de marzo de 2013

NUEVO COMIENZO


¿Me dices que volvamos a empezar?

Pedirme olvidar estos años de relación, estos cumpleaños compartidos, los lugares favoritos que hemos visitado, tus dos cucharadas de azúcar en el café, la música que escuchas y te hace sentir vivo, los amigos en común, los discos que hemos comprado juntos, las idas al cine tomados de la mano,  tu cuerpo que se me de memoria, tu encantadora forma de hacer el amor, tu cadencia para besar, las fiestas en las que no hemos parado de beber y bailar, las travesuras realizadas con tus padres del otro lado de la puerta, las frases que hicimos nuestras, las llamadas en la madrugada provocadas por tu insomnio, las pláticas inundadas de sinceridad, la entrega perpetua, el apoyo incondicional, la consagración, las promesas, los planes a futuro. El olvido es la perdición.

Pedirme olvidar las constantes discusiones, la poca tolerancia, las preguntas carentes de interés,  los reclamos absurdos, la acumulación del montón de trastes hediondos, el despertar sin un ‘buenos días’, el desuso del ‘te amo’, los días que nos ignoramos, las horas que no nos llamamos, las miradas fugaces sobre cuerpos ajenos al tuyo o al mío, los constantes bostezos en la sala de mi casa, la desidia de salir a algún lugar nuevo, la inseguridad al conocer nuevas personas, la autoflagelación, el descuido, el abandono, la indiferencia, la apatía, los insultos dichos, los llantos que nos hemos causado, las heridas que no han cicatrizado. El olvido es la salvación.

¡Qué va! ¡Al diablo el pasado! Iniciemos el idilio, retomemos el amorío, emprendamos el enamoramiento que surge entre dos extraños.

Sin duda, el amor mata o se muere.

lunes, 4 de marzo de 2013

Balbuceo


Hacía tiempo que no me sentaba con una hoja en blanco y pluma en mano, miedo a la confrontación? Miedo a adentrarme en los pensamientos más oscuros? Emergiendo conflictos a través de esa oscuridad. Temor de ver los cambios, los logros no alcanzados, los caminos a medias, los errores cometidos, la falta de constancia, el estancamiento de la evolución , la velocidad cero.

Esta noche acepto el reto, lo enfrento, no sin antes haberle dado vueltas poniendo pretexto el maullido del gato o el desmaquillante de los ojos, esta noche, una de las más silenciosas y oscuras, una noche del 22 de Febrero.

La subjetividad es algo que señalo como culpable, la alcanzo y me aferro.¿Qué bases sólidas tienen? Ninguna!, afirmo contundente, es mera cuestión de percepción, de intuición, de azar, de dejar que la moneda caiga águila o sol y que ese estúpido juego tome la decisión.

Nunca he sido buena con las primeras oportunidades, con la primera impresión, necesito un poco más de tiempo para dejar de lado las formalidades y mostrar quien realmente soy. Lástima que en este mundo no hay segundas vueltas, no está permitido, estamos condenados a ello, está plagado de prejuicios, de ojos humanos, de empatía, de ego, de subjetividad.

El peso en el estómago se agranda, las yemas de las manos se tornan frías, la lengua se seca debido al pensamiento que no me deja en paz, que me acecha, acaso ¿No hay ni habrá nada para mi? ¿De verdad? Me declaro inocente y ustedes me señalan culpable. Me juzgan por no creer demasiado en mi misma, por no tener seguridad, por no articular oraciones engreídas, por no ser presuntuosa pero sí soy un pedazo de carne, qué certeza puede caber en mi? Qué capacidad tengo para asegurar que no haya fallos? Subjetividad, repito.

El fénix se ha autoincinerado esta madrugada, se ha consumido lo poco que tenía de belleza y se ha reducido a polvo, polvo que flota sin rumbo ni poder de materializarse y menos de permanecer estable. ¿Mañana renacerá? Incertidumbre total.

Estas oraciones llenas de signos de interrogación, llenas de dudas que tomaré mejor como un abanico de posibilidades.

Lo único cierto es que hoy contengo un menor cúmulo de ilusiones que ayer, que la vida me ha defraudado y anhelo menos de ella, hoy podría morir sin remordimiento ni carga, hoy soy una balsa a la deriva con las mismas posibilidades de florar como de hundirse.
Hoy no soy poeta, la escritura automática brota sin rima, sin rebuscamientos, sin adornos, sin embellecer el lenguaje, sin tratar de agradar, sin afán de ser leído y mucho menos tener seguidores. Hoy escribo por necesidad de primer nivel porque sino los demonios tienen ganas de desdoblrase y extenderse, porque la tristeza está apuntando hacia un profundo precipicio. Hoy escribo a manera de salvación.