lunes, 27 de julio de 2009

Gran Implosión



¿Qué pasa en los momentos en que el Destino deja de guiar el Universo?

Una agradable tarde de verano camina sobre la acera el Sr. Destino, elegantemente vestido con su frac y sombrero de copa, presuntuoso y orgulloso de ello, celoso de su deber, hombre en perfecto equilibrio, inmerso en el raciocinio y la lógica, un as de las ciencias exactas.

Tan respetable hombre sujeta firmemente la mano (incluso el sudor brota de los poros) del pequeño Universo, despeinado viste una playera de descolorido estampado y tennis sucios, camina aburrido y con la mirada vaga detrás de su guiador.

Súbitamente, la estabilidad se tambalea, un ligero aire logra colarse entre la unión de las extremidades, la presión ejercida en su pequeña mano disminuye y Universo aprovecha esta oportunidad. Corre, chiquillo!

Bifurcación de caminos. La dirección del flujo es invertida. Movimientos espontáneos. Automatismo psíquico puro. La esplendorosa locura y todo mundo se suelta.

Las manecillas del reloj se detienen, las mariposas se escapan de sus jaulas, las risas brotan estruendosas, los oídos se llenan de música, los pies brincan sobre los charcos salpicando las llantas relucientes con gotitas de lluvia, los ojos fulgurantes, el corazón camesí, la aguja de los velocímetros acariciando los 200 km/hr, las miguitas de pan desaparecen de los colchones. Múltiples esferas girando en todas direcciones.

Los alóctonos bailan sin control siendo observados por su contraparte.
La bolsa mundial es atada de brazos.
El imperialismo es despostillado.
Se va al diablo el razonamiento mongoloide.
Dios se enferma, todos colocados.
El humanismo en su forma más pura.



De esta armonía, surge una instantánea perfección.



Luego, el Destino retoma el Universo y el espejo se fragmenta.

sábado, 4 de julio de 2009

Árboles frutales.

Algunas veces no se necesita tanto.

Una sencilla combinación: Un poco de whisky + Bailar.

Bailar así, entusiasmándose,
los ojos siendo dos líneas finas debido a la sonrisa pronunciada, levantando los brazos intentando sostener la luna, cantando desafinadamente, dejándose caer, aspirando el instante sin prestar atención al entorno porque algunos no logran comprender y comienzan a escandalizarse y/o burlarse.

Del whisky, ni qué decir.

Y que pase lo que tenga que pasar.