lunes, 29 de agosto de 2016

Julia

Pienso en ti a la una de la tarde. La hora acordada para que la carroza te lleve al lugar de los muertos.

No quise verte. La noche anterior acompañé a los tuyos en su pena, compartimos el dolor, la pesadumbre, las miradas tristes y los silencios pero no quise verte.

Me acordaré de ti siempre con esa bonita sonrisa sin dientes y esos ojos que poco veían entre esas nebulosas oculares, ese mar de cataratas.

Me acordaré de ti con ese chal roído que me compartías de niña y la noche era lluviosa y fría; con esa tortilla de huevo que me preparabas por las mañanas antes de ir al colegio; porque siempre decías que el desayuno era lo más importante.

Julia, una mujer de campo, recia y trabajadora, que nunca se adaptó del todo a esta ciudad. Una mujer fértil que cargó 11 hijos en su vientre y que aun así decidió adoptarme y llamarme 'mi niña'.

Julia, te velamos con café y pan dulce, tus alimentos preferidos; entre el aire frío, ahí, de pie, tiritando, te recordamos todos los que te teníamos cariño sincero. Todos los que admirábamos tu bondad, corazón gigante y tus manos vacías de lo que este mundo llama riquezas. Tu opulencia discernía de ello. Siempre con la preocupación de no desamparar a tus nietos y a Ana, tu hija. Ellos están bien, yo estoy bien. Ten paz.

Julia, se que escuchabas todas las anécdotas recapituladas desde ese ataúd cerca de la ventana, rodeada de flores blancas y sirios encendidos.

Pobre viejecita que has dejado este planeta sin haber descifrado el misterio de las letras, sin haber entendido la aritmética, sin saber nada más que tu propia historia, siempre caminando con tus pies chuecos.

Julia, eras instinto y no ciencia, eras creencias y no estudios. Julia eras más humana, más verdadera de lo que muchos son.

Pobre viejecita que te has ido tras 95 otoños; ahora te esparcen en forma de polvo, ahora regresas a la tierra oscura de la que tanto hablabas.


Julia, allá donde estés seguro sonríes y caminas con los pies descalzos sobre la cálida arena mientras ves nítidamente un hermoso atardecer en el mar. Ese mar a donde siempre quisiste ir. Ese mar que te espera en la otra orilla.

Louisiana y su 89% de humedad

Podrán pasar mil años sin que me sea posible olvidarte. Los ojos que te han visto, los ojos que te evocan. Tu humedad extrema que se colaba hasta lo más recóndito. Tu peculiar olor a cannabis que se manifestaba como una nube omnipresente, fragancia universal.

Los escaparates mostrando desde antigüedades valiosísimas hasta obras de artistas callejeros. Tus iglesias abarrotadas de gargantas entonando cantos góspel al lado de un local de santería, vudú e incienso. Los clubes de striptease invitándote a entrar y un pastor predicando fervorosamente el catolicismo. La bandera gringa y el estandarte de los piratas.

La modernidad retratada en edificios altísimos junto a pequeñas casitas estilo francés, su pórtico amueblado con una mesa de madera desgastada, todo esto enmarcado por un colorido pasto perfectamente cortado. Los vagabundos durmiendo en la banqueta fuera de un elegante restaurante. Las pizzas por rebanada y el po-boy. Las ostras y el gumbo.

El Misisipí balanceando el viejo barco y los mendigos preguntándote por algo de droga o alimento. Los perros sedientos y los caimanes en su hábitat natural.
La gentileza local proveniente de desconocidos con buenos días en la boca y la pronunciación estropeada que nos transforma a todos en una torre de babel.
Las pieles sudorosas moviéndose al ritmo de una orquesta callejera de buen jazz o de negros bailando a ritmo libre con latas bajo la suela de sus zapatos.

Los cuerpos sudorosos con poca ropa y las personas con disfraces del Mardi Gras. Parejas de viejos tomados de la mano caminando junto las chicas que enseñan los senos a desconocidos, por diversión. Las calles iluminadas de luces neón y las velas de las ceremonias iluminando la carta 12 del tarot. El rock y el jazz. Absenta y cerveza.

La fiesta constante. La invitación a la felicidad. La incitación sexual. El surrealismo. La locura. La música.

La escencia : la mezcolanza. Filosofías conjuntas, amalgama de ideales, revoltura de tendencias, reunión de ideologías, credos mixtos.

Nueva Orleans ecléctico, Nueva Orleans anacrónico, Nueva Orleans espléndido.

Encender una vela y reproducir un disco de Dr. John para recapitular aquel lugar de ensueño.