sábado, 21 de enero de 2012

Des.plazo.

Alcanzo a ver las luces que salen a bailar a través de las ventanillas.

Avanzo hacia ellas, tan relucientes que entrecierro los ojos.

Las bailarinas se estampan en este cielo negro que, sin paga, me ofrecen un sueño.

Digo adiós a la taza de café sin lavar, a la toalla siempre húmeda en el baño, a la silla que cojea, al rincón que desde hace tiempo dejó de empujarme hacia algo más. Voy huyendo de lo pre-establecido.

El aire frío me despeina los cabellos. Mi rostro al descubierto. Mi rostro más humano.

Los poros se despiertan,. Las manos tiemblan mientras sonrío al recordar esa emoción de adolescente, de sexualidad naciente. Estimulación interna, calor liberándose, insensibilidad en pretérito. Todos los sentidos acuden al festín.

¡Venga! Estoy listo, tengo los pulmones a reventar, un cúmulo de deseos por deleitar y una explosión con fines de arrasar.

Sin duda, esto no es parálisis, no es miedo.

Posiblemente, tal vez sea…

Ariel, me entrego a ti, lleno de fantasías por cumplir.