65 años de vida y 1 de muerte. Hoy es tu cumpleaños. Hoy era tu cumpleaños.
Pero hoy no habrá pastel ni cantos, no habrá envolturas de regalos ni chocolates preparados. No chocaremos las copas para brindar por 100 años más de vida. No habrán caminatas en búsqueda de cafés. No habrá una arruga más en la frente ni canas acumuladas. No pulirás tus lentes ni tu navaja. No habrá planes de viaje ni canciones de los Doors. No contarás las mismas anécdotas ni habrá intentos de tomar fotos. No dirás ninguna broma ni te quejarás de cómo va girando el mundo.
No habrá risas que se dibujen en la cara puesto que no existen ya ni la cara, ni los ojos, ni las manos. Tu piel morena se ha fundido con la tierra. Tus huesos han germinado flores que adornan tu tumba. Todo ha quedado reducido a polvo en medio del aire encerrado. Todo se ha desvanecido con excepción del corazón y del alma. Te fuiste muy pronto. El cuadro ha quedado vacío.
Celebraremos con una vela y una oración. Con los recuerdos y la memoria. Con el dolor que oprime el pecho y los ojos las lágrimas. Celebraremos con el cielo nublado y el atardecer sanguinolento. Con el colibrí que se acerque a la ventana. Celebraremos en la soledad, en cuartos vacíos, tratando de reconstruir tu rostro sobre la pared oscura. Nos persignaremos en tu honor. Encenderemos un cirio en tu honor.
Te abrazo desde este sucio colchón a rayas, con una novela rusa a mi lado.
65 años de vida y 1 de muerte. Qué absurdo es el tiempo. Qué absurda la vida tras ser aplastada por la muerte.