Podrán pasar mil años sin que me sea posible olvidarte. Los
ojos que te han visto, los ojos que te evocan. Tu humedad extrema que se colaba
hasta lo más recóndito. Tu peculiar olor a cannabis que se manifestaba como una
nube omnipresente, fragancia universal.
Los escaparates mostrando desde antigüedades valiosísimas
hasta obras de artistas callejeros. Tus iglesias abarrotadas de gargantas
entonando cantos góspel al lado de un local de santería, vudú e incienso. Los
clubes de striptease invitándote a entrar y un pastor predicando fervorosamente
el catolicismo. La bandera gringa y el estandarte de los piratas.
La modernidad retratada en edificios altísimos junto a
pequeñas casitas estilo francés, su pórtico amueblado con una mesa de madera
desgastada, todo esto enmarcado por un colorido pasto perfectamente cortado. Los
vagabundos durmiendo en la banqueta fuera de un elegante restaurante. Las
pizzas por rebanada y el po-boy. Las ostras y el gumbo.
El Misisipí balanceando el viejo barco y los mendigos
preguntándote por algo de droga o alimento. Los perros sedientos y los caimanes
en su hábitat natural.
La gentileza local proveniente de desconocidos con buenos
días en la boca y la pronunciación estropeada que nos transforma a todos en una
torre de babel.
Las pieles sudorosas moviéndose al ritmo de una orquesta
callejera de buen jazz o de negros bailando a ritmo libre con latas bajo la
suela de sus zapatos.
Los cuerpos sudorosos con poca ropa y las personas con
disfraces del Mardi Gras. Parejas de viejos tomados de la mano caminando junto
las chicas que enseñan los senos a desconocidos, por diversión. Las calles
iluminadas de luces neón y las velas de las ceremonias iluminando la carta 12
del tarot. El rock y el jazz. Absenta y cerveza.
La fiesta constante. La invitación a la felicidad. La
incitación sexual. El surrealismo. La locura. La música.
La escencia : la mezcolanza. Filosofías conjuntas, amalgama
de ideales, revoltura de tendencias, reunión de ideologías, credos mixtos.
Nueva Orleans ecléctico, Nueva Orleans anacrónico, Nueva
Orleans espléndido.
Encender una vela y reproducir un disco de Dr. John para
recapitular aquel lugar de ensueño.
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