El filamento se suelta...el destello huye cobardemente y los barbudos botones ópticos son despertados con un impulso eléctrico, se desperezan y comienzan su labor suspirando resignadamente...
Ellos saben que aunque trabajen en una armonía perfecta, nunca serán dignos de confianza
Ellos, celosos de los conos que tienen un trabajo menos complejo y se llevan todos los elogios
Ellos, melancólicos al saber que su trabajo depende de una falla técnica que altera el costumbrismo nocturno...esa falla técnica creadora de caos.
Y es que, cuando los puntos de colores destellantes desaparecen, el rostro de cada persona se contrae, las líneas expresivas se hacen más marcadas y es entonces cuando se gira la cabeza a mirar el interior del faro del alumbrado público con el rostro rebosante de un signo, mezcla de interrogación y súplica...
La tranquilidad huye junto a esos puntos de colores y la reemplaza ese nerviosismo digno de cualquier paranoia, ese que crea accidentes, tráfico, lentitud, aislamiento, mordedura de uñas, tropezones, despeinarse, atropellados, (un laaargo) etc...en pocas palabras que paraliza el movimiento, el mundo , la vida...
Y lo único que piden esos barbudos es que confíen en ellos.
Que el cuerpo se duerme y anda el puro espíritu.
Que desearía estar dormido o cloroformado.
Que se conforma de la materia que están hechos los sueños. Que en un sueño cabe toda una vida.
lunes, 24 de noviembre de 2008
Denarius.
Papel impreso, Zaragoza o Sor Juana (lo que sea, que más da), desprendiendo un olor tan característico que incluso al tacto impregna.
Afectando irremediablemente las relaciones humanas, la base de las relaciones humanas y a pesar de todo, a nadie puede llamársele culpable, el maldito ha sabido infiltrarse por los poros de cada uno hasta hacernos adictos...desde siempre (para parir 'dignamente' necesitas dar a la institución un bloque de éste)...viene como el supuesto pecado nato de Adán y Eva...talvez ese sea el pecado real.
Y las instituciones? son unas hijas de puta glotonas!! Reciben millares de papel con esas manos ulceradas, ellos son las que nunca carecen de esa delgada hoja que tantos anhelan, las que nunca pueden perder...el sistema nunca puede perder pero si atrofiarse. Ellas se ensanchan mientras a la mayoría se les escurre la vida, como un hielo, para mantener el vicio, ni siquiera para vivir...absorben la vitalidad de otros cautelosas y concientes de su inmortalidad.
Y la crisis?? Se ensaña con los más jodidos, se los lleva la chingada y lo disfruta placenteramente. Los menos beneficiados se hunden más y los de arriba al parecer nunca caerán, ni siquiera percibirán la inestabilidad de la cuerda floja.
Esa cuerda frágil, fácilmente deshilachable a la que muchos se aferran frenéticamente con sus puños cerrados, con esos dedos rebosantes de callosidad, con las uñas despostilladas...Y en ese intermedio de tener la cuerda y no tenerla es cuando se trastoca la relación persona-persona.
Aquellos aparentemente inmunes nunca experimentarán la sensación de soltarse y dejarse caer y encontrar en la caída, en algún punto de la espiral, otra cuerda y aferrarse a ésta y de nuevo soltarse y dejarse caer.
Afectando irremediablemente las relaciones humanas, la base de las relaciones humanas y a pesar de todo, a nadie puede llamársele culpable, el maldito ha sabido infiltrarse por los poros de cada uno hasta hacernos adictos...desde siempre (para parir 'dignamente' necesitas dar a la institución un bloque de éste)...viene como el supuesto pecado nato de Adán y Eva...talvez ese sea el pecado real.
Y las instituciones? son unas hijas de puta glotonas!! Reciben millares de papel con esas manos ulceradas, ellos son las que nunca carecen de esa delgada hoja que tantos anhelan, las que nunca pueden perder...el sistema nunca puede perder pero si atrofiarse. Ellas se ensanchan mientras a la mayoría se les escurre la vida, como un hielo, para mantener el vicio, ni siquiera para vivir...absorben la vitalidad de otros cautelosas y concientes de su inmortalidad.
Y la crisis?? Se ensaña con los más jodidos, se los lleva la chingada y lo disfruta placenteramente. Los menos beneficiados se hunden más y los de arriba al parecer nunca caerán, ni siquiera percibirán la inestabilidad de la cuerda floja.
Esa cuerda frágil, fácilmente deshilachable a la que muchos se aferran frenéticamente con sus puños cerrados, con esos dedos rebosantes de callosidad, con las uñas despostilladas...Y en ese intermedio de tener la cuerda y no tenerla es cuando se trastoca la relación persona-persona.
Aquellos aparentemente inmunes nunca experimentarán la sensación de soltarse y dejarse caer y encontrar en la caída, en algún punto de la espiral, otra cuerda y aferrarse a ésta y de nuevo soltarse y dejarse caer.
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