El dice su nombre 3 veces, en cada una está más convencido
que ella aparecerá. El tiempo de espera que casi lo asfixia, el tictac del
reloj que incrementa los nervios y comienza a surgirla duda...Pero no, de
pronto, el tiempo se detiene y ella surge de la neblina, con unos ojos ávidos
de mirarlo y llenos de amor.
Ahí están los dos mirándose fijamente , un fulgor poco común
se refleja en sus ojos, la cosas bellas de la vida asomándose, el fulgor que
evidencia sus más profundos sentimientos, aquellos impronunciables, aquellos
para que el lenguaje no alcanza a expresar, el fulgor que confirma que son
amantes. Logran disipar todas las dudas, ellos se aferran su sueño. Ellos se
aferran a algo que otros llamarían imposible pero es que el mundo que intentan
representar tiene una escala mayor, este mundo tiene límites y ellos no quieren
límites, todo el universo no bastaba para amarse.
Un cúmulo de horas del día invertidas en mirarse, dedicadas
al otro en donde no existe nadie más ni nada más que hacer excepto compartir,
acrecentando su cariño a niveles estratosféricos que ni uno ni otro pueden
imaginarse, Qué regocijo! Comienza a ensancharse ese vínculo de complicidad.
Ríen de vanalidades, ríen del día a día, ríen porque se
saben los mejores amantes.
El amor, siempre el amor, ellos creen que aunque haya tierra
firme que los separe, al verse ellos se trasladan a su mundo, entre las nubes.
Cada gesto lleno de tanto cariño! Asemejan el sol y la luna, los astros
rebosantes de alegría al encontrarse. Se eclipsan en las alturas.
Una montaña de tinta y papel dedicados al otro, una montaña
de almacenamiento virtual entre palabras, conversaciones e imágenes. Un mundo que han creado mientras llega el día anhelado, aquel en el que ya no se
separen.
Y después de todo esto, me preguntas si te quiero conmigo
toda la vida?
Ya te tengo y así nos quedaremos viviendo la hermosa vida.
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